domingo, 22 de septiembre de 2013

PASAJEROS, EMBARQUEN

¡Riiiing! ¡Riiiing! ¡Riiiing!

Despierta. Son las 5:15 de la mañana y el despertador está sonando. Saca el brazo de entre las sábanas para silenciar ese molesto ruido y salta de la cama con energía. Hoy no te puede dar pereza salir de la cama, hoy no es un día como otro cualquiera. Hoy te vas de viaje. Hace tiempo que lo llevas preparando. El taxi te espera para llevarte al aeropuerto.

Por los altavoces suena la última llamada. ¡PASAJEROS CON DESTINO "LAS NUBES", ACCEDAN INMEDIATAMENTE POR LA PUERTA DE EMBARQUE NÚMERO UNO!


Hace unos días te mostrabas incrédulo. Te regalaron un pasaje a un destino donde te mostrarían el camino hacia tu vida ideal, te asustaste y quisiste cambiar el billete. Te parecía un lugar inexistente, al que era imposible llegar, que no estaba en ningún mapa y que solo era para intrépidos. Ya tenías demasiados problemas para estar de "viajecitos" por ahí. No tenías tiempo, no tenías dinero y todo tu entorno estaría en contra. ¡Excusas!

Sin embargo te picaba la curiosidad. Estabas bloqueado y no querías seguir teniendo esa vida de bucles aburridos. Tenías fe en que algún día, casi por arte de magia, apareciera ese lugar donde encontrarías tu vida perfecta. Aquella en la que te sintieras satisfecho y disfrutaras con tu día a día. Aquella en la que tus valores fueran equilibrados y estuvieran en armonía con tu entorno, con lo que haces, con lo que eres y con lo que te hace disfrutar. Te hablaron de ese sitio, "Las nubes", y finalmente confirmaste el billete. SALISTE DE TU ESTADO DE ESTANCAMIENTO VITAL. ¿Te acuerdas?

¿Te acuerdas también de cómo ese extraño boticario te recomendó no apresurarte a hacer cambios bruscos, que fueran graduales y que asimilaras hacia dónde querías llegar? ¿Te acuerdas de que te pidió que recordaras cómo había sido tu vida, que recogieras las experiencias en las que habías aprendido algo y que desecharas aquellas que no te aportaban nada? ¿Y te acuerdas de cómo respiraste, subiste a lo alto de la colina y CONTEMPLASTE TU VIDA?

Ahora, tu maleta está en las bodegas del avión esperando llegar a destino. Dentro, y apretadas como en una lata de sardinas, vienen todas esas cosas que necesitas, junto a los manuales de instrucciones de cómo usarlas. Además metiste de polizones a aquellas personas en las que confías y te pueden ayudar en tu nueva vida; y los lugares y sitios donde encontrarás los recursos necesarios para hacer realidad tus sueños. TIENES UN PLAN DE ACCIÓN. Feliz viaje.

El avión no pierde mucho tiempo en los preparativos y ya está en la pista dispuesto a despegar dirección "Las Nubes". Desde aquí te veo ahí montado, en tu asiento VIP, relajado, seguro, con la fortaleza que te da saber que has planificado muy bien el viaje y que por fin estás en el camino. Atrás van a quedar los miedos, el qué dirán, la larga espera, los obstáculos previos y algún contratiempo. Has empezado a actuar y tienes impulso suficiente para llegar donde quieras. Ya estás en el camino y nada ni nadie te parará. El futuro es tuyo porque tú lo has querido. ¡Vas a llegar hasta tus sueños!

Recuerda que al aterrizar en destino, allí arriba en "Las Nubes", te pedirán un salvoconducto. Allí no dejan entrar a impostores. Pero no te preocupes, no se te ha olvidado. Recuerda que lo preparaste y lo pusiste en tu maleta, con el resto de las cosas necesarias.

Ese pasaporte confirma que tú eres único, que no hay nadie como tú. Que eres libre y que siempre tienes posibilidades de escoger. Que tienes recursos para lograr lo que quieres. Que asumes la responsabilidad de tus actos y que confías en tus sentidos.

Ya estás dentro, TU NUBE TE ESPERA.





viernes, 20 de septiembre de 2013

EL CICLISTA PAYASO

Hace algunos años me llegó la historia de Álvaro Neil, un chico asturiano de treinta y pocos años, que un buen día decidió dejar su empleo fijo para hacer el payaso. Sí, sí. Como habéis leído: el payaso.

Llevaba años trabajando rutinariamente en una notaría de Madrid rodeado de decretos, firmas, herencias, traspasos, poderes y demás términos indescifrables; años en una relación sentimental estable que no avanzaba, y años en los que veía su vida correr rápidamente sin que pasara nada.

Tras una discusión con su pareja (aunque él lo niegue irónicamente en su página web), decidió que no aguantaba más y que saldría a buscar su sueño. Solo sabía que le gustaba hacer reír, le gustaba viajar y le gustaban las bicicletas. No sabía cómo iba empezar ni cómo iba a terminar. Recorrería el mundo entero con su bicicleta y su nariz de payaso, para sacarles una sonrisa a todos los niños del planeta. Así nació "Miles of smiles around the world", un proyecto que empezó en 2001, y hoy, tras más de 124.000 kilómetros recorridos y 3000 días gastados, ha recorrido más de 68 países.

Os dejo el enlace de su página web. Entrad. Merece mucho la pena. Y como él dice: "No se vuela porque se tengan alas, se tienen alas porque se ha volado. Hay que volar aunque sea sin alas".






miércoles, 18 de septiembre de 2013

EL PRINCIPITO

"Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día cada uno pueda encontrar la suya"

Antoine de Saint-Exupéry


domingo, 15 de septiembre de 2013

ILUSIONES ÓPTICAS

El día de su quince cumpleaños, mi hermana vino emocionada a casa con los obsequios de sus compañeros de instituto. No sé qué se regalan ahora adolescentes de esa edad, pero en mi generación y en la de mi hermana el presupuesto solo llegaba para comprar un vinilo (o en su defecto una casete) y una postal firmada entre todos. Pero lo que me llamó la atención de aquel día fue un cartel "freudiano" con una figura en la que se dejaba entrever el cuerpo desnudo de mujer sobre las facciones de un señor barbudo. Muy hormonal, incluso para esa edad, aunque nada explícito. Dos figuras en una. Durante muchos meses, mientras colgaba desde la pared de la habitación de mi hermana, esa imagen me persiguió por todos lados. A pesar de que la visión del hombre peludo con gafas es evidente, yo solamente era capaz de concentrarme en esa morena desnuda de pelo largo.

Hacía muchos años que esa figura no se paseaba por mi mente, pero hace unas semanas, visitando la exposición que sobre Salvador Dalí preparó el Museo Reina Sofía, volvió a rondar mi subconsciente. Y es que si alguien fue capaz de crear dobles intenciones con el arte, ese fue el genio de Figueras. A lo largo de su extensa obra, utilizó recursos científicos e instrumentos ópticos para crear ilusiones ópticas, como los dibujos anamórficos,  imágenes ocultas y dobles, imágenes en tres dimensiones, y hologramas. Con todo ello, intentaba poner de manifiesto el poder de la versatilidad en la percepción. Quería hacernos comprender que la mente humana es capaz de poner el foco de atención en algo, y que lo que está alrededor, aunque exista, nos cuesta más trabajo verlo. Así, por ejemplo, en la primera imagen que observamos, es mas fácil para algunos ver una gran calavera blanca que una pareja sentada en la mesa. Para el resto de imágenes dejo al lector jugar con su percepción.



En la vida diaria ocurre lo mismo. A veces nos empeñamos en poner el foco de atención en las cosas negativas que nos rodean y obviamos las positivas. Y están allí, al lado de las otras, formando esa imagen doble que es la realidad. 

Casi siempre nos levantamos rodeados de malas noticias. Los telediarios matinales, cada vez más sensacionalistas,  nos ofrecen imágenes poco alentadoras para empezar el día. Al ir al trabajo, en el coche, ponemos esa emisora de radio en la que los tertulianos se despellejan, se gritan, se enfadan. Ya metidos en faena, nuestra mente divaga por la crisis, las facturas, el colegio de los niños, la enfermedad de ese familiar. Ocho horas de puro estrés emocional. Por la tarde la televisión nos consume, los compromisos con los demás nos agotan, la casa se nos viene abajo. Y por fin la cena. Otra vez las mismas noticias y otra vez los mismos gritos. Solo estamos a lunes. ¡Nos queda una semana entera por delante! Y ya estamos agotados. 

No se trata de esconder la cabeza en la arena como las avestruces y ser insensible ante lo que ocurre en el mundo, pero no tenemos la capa de Superman para arreglar los problemas de todos.  Con algo de suerte podemos arreglar los nuestros. Alimentar nuestros días de problemas políticos, guerras y crisis nos deja extasiados. Somos lo que pensamos. Así que deja de prestar tanta atención a esas cosas por las que no puedes hacer nada. Libera tu mente de pensamientos negativos e inúndala de positivos. De ellos nacen nuestros actos. Cierra la puerta a los malos hábitos y malos pensamientos que a diario nos invaden. ¿El truco? Ser consciente de ellos, pararlos con un chasquido de dedos, "click", y sustituirlo por otro positivo. Entrénalo como si fueras al gimnasio. Si ejercitamos nuestros bíceps y nuestros pectorales para estar más fuertes, por qué no hacemos lo mismo con el cerebro. Al fin y al cabo es otro músculo. Y es el que nos da la felicidad.

La vida está llena de buenas historias que no salen en los telediarios, de buenas palabras que no interesan a los tertulianos, de viajes distintos  y de libros enriquecedores. De buenos cafés con los amigos, de preciosas tardes de otoño, de besos sentidos y abrazos cercanos. Pequeñas cosas escondidas en ese cuadro de Dalí. Cambia el enfoque y dirígelo hacia el optimismo. También forma parte de nuestra realidad. 







miércoles, 4 de septiembre de 2013

JAZZTHERAPY 1: OPTIMISMO


Con el diccionario en la mano, podríamos ver que el OPTIMISMO es la tendencia a ver y juzgar las cosas considerando su aspecto más favorable.

Según Daniel Goleman, escritor de Inteligencia Emocional, el optimismo es una cualidad que impide caer en la apatía, la desesperación y la depresión frente a las adversidades. No hay que confundir el optimismo con la ingenuidad o negación de la realidad. Ser optimista no implica negar los problemas que la realidad presenta, sino asumir su existencia y definir estrategias de acción basadas en la esperanza para afrontar la realidad y transformarla.

Un optimista resuelve los contratiempos como nuevas oportunidades, con esperanza en que todo va a ir a mejor. Otros valores asociados, como la pasión, el coraje y la confianza, hacen que el optimista vea los errores como ocasiones para aprender. 

Pero ¿un optimista nace o se hace? Muchos psicólogos aportan que la genética tiene mucho que decir, y que los primeros años de vida son muy importantes, pero también nos dicen que en épocas maduras se puede aprender a ver las cosas de otra manera. Lo que parece evidente es que la forma con la que los padres explican a sus hijos como suceden las cosas es fundamental, aceptando la realidad sin resignación, y haciéndoles responsables de crear sus circunstancias para provocar el cambio.

Como diría Winston Churchill, “el optimista ve la oportunidad en la calamidad, mientras que el pesimista ve la calamidad en la oportunidad”.

Y tú, ¿te vienes del lado de los optimistas?

JAZZTHERAPY

Para inaugurar esta sección, nada mejor que un tema optimista para soñadores, "Dreaming", del contrabajista israelí Avishai Cohen.
Cohen empezó tocando el piano con nueve años y se pasó a la guitarra eléctrica con catorce, pero al enrolarse en el ejército decidió pasarse al que es el instrumento por el que se lo conoce. Pasó varios años en Nueva York depurando su técnica, tiempo durante el cual tocó con artistas de la talla de Chick Corea, Winton Marsalis, Joshua Redman y Paquito D´Rivera entre otros.
Hoy en día es considerado uno de los contrabajistas más consagrados del panorama jazzista internacional.


 Avishai Cohen. "Dreaming"





martes, 3 de septiembre de 2013

domingo, 1 de septiembre de 2013

LA MALETA DE WILLY FOG


Lejos quedan aquellas vacaciones infantiles de casi tres meses.

Recuerdo que a  finales de junio nos subíamos al Volvo blanco de mi padre dirección Punta Umbría, y ya no regresábamos a Huelva hasta mediados de septiembre, justo el fin de semana antes de que empezaran las clases.  Para los que no conozcáis la zona, sólo algo más de diez kilómetros separan ahora una localidad de la otra, aunque en aquella época el trayecto era más largo. Lo que ahora se completa en diez minutos, antes se tardaba cuarenta y cinco. Era una mudanza en toda regla. Mis padres eran capaces de meter una casa entera en un coche, para descargarla en otro punto del planeta, a la enorme distancia de ¡diez kilómetros! Cuarenta y cinco minutos de claustrofobia en aquel coche cargado hasta el último centímetro cuadrado de bolsas de ropa, de juguetes y de comida. Y además, tres inquietos niños llenos de ilusión por el verano que empezaba. Playa, sol, juegos, pandillas, helados, siestas.






Casi tres meses después, aquel Volvo hacía el camino de vuelta. Con las mismas cosas: la misma ropa, algún juguete de más, unos niños tiznados por el sol, y también, recuerdo, con otra ilusión, la de la vuelta al cole. Un nuevo curso, un año más, los mismos amigos, quizás otros maestros, nuevos cuadernos, nuevos libros, un estuche de colores a estrenar, la nueva colección de cromos de fútbol de Panini, los zapatos nuevos de baloncesto, la sonrisa de Sonia y, sobre todo, aquella nueva maleta de Willy Fog.


Éramos niños, sí. Y vivíamos el momento con ilusión. Hoy en día vivimos solo la ilusión de la ida, la del comienzo de las vacaciones. Desde once meses antes empezamos a vivir con ansiedad el momento de que lleguen las nuevas vacaciones. Pero a diferencia de cuando éramos niños, la ilusión por la vuelta ha desaparecido. Nadie quiere volver al trabajo. Y es que volcamos todas las expectativas de “vivir” en el momento de las vacaciones, no nos planteamos estar bien el resto del año. Y al llegar septiembre, claro, aparece lo que banalmente llamamos “síndrome post-vacacional”. No podemos patologizar la vida cotidiana, y considerar enfermedad aquello que ni siquiera tiene categoría de un revés en la vida. Algunos psicólogos y médicos nos dan reglas para superar septiembre y, aunque ahora la televisión nos inunda de estas propuestas, no está mal recordar alguna de ellas.

Un buen comienzo sería una incorporación gradual al trabajo. Si es posible, no hacerlo un lunes, no intentar hacerlo todo el primer día, e ir cogiendo el ritmo de trabajo de forma paulatina.

Lo más importante es adoptar una actitud positiva frente al regreso, evitando la queja y apartando de nuestra mente los pensamientos negativos que nos inundan, sobre todo los primeros días.

Fundamental es planificar el regreso como una nueva etapa en la vida, en la que cumplir nuevos objetivos y nuevos retos, que favorezca nuestro crecimiento personal y laboral. Y sobre todo, inundar de ilusión estos meses en el que obligatoriamente tenemos que trabajar. Conocer, leer, ver, sentir, amar son verbos que deben formar parte de nuestro día a día.

Llevar una vida saludable se hace necesario durante todo el año. Descansar, dormir bien, comer sano y hacer ejercicio son pautas que no podemos olvidar.

Recuerda vivir siempre con la ilusión de un niño, disfrutando de cada momento sin pensar en el siguiente. Superar septiembre es tan fácil como estrenar nuestra nueva maleta de Willy Fog.