domingo, 23 de febrero de 2014

ELEMENTAL, QUERIDO WATSON. OCHO PREGUNTAS PARA LLEGAR A TU SUEÑO


Me imagino a Sherlock Holmes llegando a la escena de un crimen. Su aire altivo y misterioso, sus pasos lentos, su pipa humeante, su gorra a cuadros de cazador inglés, su enorme lupa y su inseparable Dr. Watson. Un muerto, unas pistas, un lugar. En la cabeza del astuto detective muchos interrogantes y mucha paciencia para descubrir al culpable. ¿Qué ha pasado aquí? ¿Quién ha muerto? ¿Dónde ha muerto? ¿Por qué lo asesinaron? ¿Cuándo lo mataron? ¿Cómo ha muerto? Posiblemente su linea de investigación empezaría por esas preguntas.
Hace años me explicaron el método periodístico de las SEIS W. Se trata de una técnica de redacción para desarrollar de la forma más completa posible una noticia. La noticia perfecta. En ella, el periodista investigador debe cumplimentar seis preguntas básicas, que en inglés empiezan por W.

Who (quién), What (qué), Where (dónde), When (cuándo), Why (por qué) y hoW (cómo).

Sherlock Holmes las usó también para descubrir al culpable y saber qué había pasado. Lo tenía claro, sabía qué tenía que preguntarse para llegar a su objetivo, que no era otro que detener al asesino.

Pues bien, en la vida necesitamos hacernos unas preguntas parecidas para llegar a nuestro sueño. Aplícalas cuando tengas un proyecto en marcha, un plan o un objetivo en mente, bien sea personal o laboral. Estas cuestiones son:


Quién. A veces no le damos importancia al hecho de que nuestros sueños son nuestros y no son de nuestro hermano, de la prima de nuestro compañero de trabajo o de la vecina del quinto (o sí, pero ese es otro tema). Tenemos que tener claro que nuestro sueño es nuestro y de nadie más, y que solo nosotros tenemos la llave que abre nuestro destino. Debemos saber, además, que lo que queremos no son los sueños que los demás quieren para nosotros.

Dónde. Es importante situarse, tener un sitio. Ponte en un lugar cómodo y plantéate de dónde vienes, cuál es tu pasado (serán tus armas y recursos para conseguir tu sueño), dónde te encuentras en estos momentos de tu vida y hacia dónde quieres ir. Todos estos "dónde" serán las coordenadas donde dirigir el tren de tu vida.

Qué. Ahora es cuando toca definir tu sueño. Recuérdalo, tiene que ser un objetivo claro, alcanzable, cuantificable, realista y con una duración calculada en el tiempo.


Por qué. Busca la razón verdadera por la que quieres lograr tu meta. Pregúntate lo bueno de llegar a tu sueño, como también lo malo de llegar. Cuestiónate lo malo de no llegar a tu sueño y lo bueno de no llegar. Plantéate todas las opciones. A lo mejor te das cuenta de que salir de tu zona de confort para ese deseo concreto no merece la pena, porque no es realmente tu sueño.

Para qué. Saber en qué se convertirá tu vida cuando llegues a tu sueño te dará fuerzas en el camino. Si de verdad quieres cumplir tu sueño, descubre tu SUEÑO verdadero.

Cómo. Tienes que saber cuáles son los recursos que necesitas para llegar hasta allí, con cuáles cuentas ya, cómo debe ser tu formación, y qué habilidades y destrezas nuevas necesitas para conseguirlo. Tendrás que planificarlo con calma y saber qué tiempo te das para cada cosa.

Cuándo. El no ponerle fecha de caducidad a tu sueño para que sea una realidad ayuda muchas veces a que no te pongas en marcha a comenzarlo. Cuanto más ambicioso sea tu sueño, tardarás más tiempo en conseguirlo, lo que no te exime de marcarlo en el calendario. Otro truco para no caer en la desesperanza de la fecha es subdividirlo en objetivos más pequeños y, por tanto, alcanzables antes en el tiempo. Serán la gasolina de nuestro motor para llegar al final de un largo viaje.

Cuánto. Todo tiene un precio, bien de tiempo o bien de dinero. Para nuestra formación, para nuestras nuevas habilidades. Gastaremos horas y posiblemente también algunos euros. Si no contamos con lo primero, utiliza técnicas de gestión del tiempo; si no tienes el suficiente dinero, tendremos que ver todas las opciones posibles para conseguirlo. Sé creativo, seguro que existe alguna posibilidad de intercambiar alguna habilidad tuya con alguien que tenga otra que tú necesitas. O pedir prestado a tu red de contactos. O ir al banco, pero no desistas, recuerda que es tu sueño y nadie se moverá por ti para conseguirlo.

Ya estás hecho un auténtico detective de sueños. Sabes quién, dónde, qué, por qué, para qué, cómo, cuándo y cuánto. Lo sabes todo para conseguir tu sueño, ¿vas a parar ahora? ¿No te parece elemental, querido Sherlock?

Cree en ti. Yo te espero aquí, en las nubes.


Fuente: "¿Te atreves a soñar?"- Matti Hemmi. 

https://www.youtube.com/watch?v=i07qz_6Mk7g









martes, 11 de febrero de 2014

POLTERGEIST O EL MIEDO

Aún perdura en mi mente la imagen de la pequeña Carol Anne a oscuras frente a un televisor encendido, contactando con unos malvados espíritus. Recuerdo cómo aquella luz procedente del aparato se tragó a la pequeña. Luego vino la médium bajita y su "Ve hacia la luz, Carol Ann", los esfuerzos de la familia por sacarla de no se sabe dónde, el viejo del sombrero negro de dentadura afilada, la excavadora y todo lo demás. Eran los ochenta y aquella película, Poltergeist, causó un gran impacto en la población. Estaba a la altura emocional de El exorcista o El resplandor.


La recuerdo como la primera vez que fui consciente de pasar miedo. Eran miedos infantiles. Como también lo eran el miedo a la oscuridad, el miedo a los monstruos, a los vampiros, a quedarme solo. En etapas posteriores de la infancia y en la pre-adolescencia los miedos se convirtieron en algo más realista: al daño físico, a los médicos, a la sangre, al fracaso escolar o a algún compañero de colegio. En la adolescencia aún perduraban algunos de los miedos anteriores y habría que sumarles otros, derivados de las relaciones inter-personales, del rendimiento académico y deportivo, de la crítica y el rechazo; y con los cambios que se producirían en mi propia imagen. Hoy en día sé que esos miedos eran un fenómeno universal, les pasaba a todos en mayor o menor medida,  y que tienen un importante valor adaptativo de la especie al medio. Miedo al cambio en situaciones desconocidas. Una vez controlabas la situación, aquellos desaparecían.

En la edad adulta nos pasa a veces lo mismo. Tenemos miedo al cambio. Miedo al fracaso, sobre todo los perfeccionistas; miedo al ridículo o a sentirse juzgado; miedo al qué dirán; miedo al éxito; a no tener unos objetivos claros en la vida; miedo a la necesidad de conocer todos los detalles del camino antes de saber incluso cuál es y recorrerlo. Miedo, en definitiva, a salir de nuestra  ZONA DE CONFORT. Son miedos que nos bloquean, nos estancan e impiden que luchemos por nuestros sueños. Al igual que en la primera etapa de nuestra vida, son un fenómeno evolutivo.

El miedo forma parte de la vida y no es un problema en sí mismo. Es natural, es legítimo y necesario. Lo importante es saber reconocerlo, entenderlo y gestionarlo. Para vencer los miedos necesitamos aumentar nuestra autoestima y nuestra autoconfianza. Sube tu autoestima diciéndote cosas como "yo puedo", "lo haré sin problemas" o "soy competente", que harán que realmente tus emociones hacia ti sean positivas; y no te martillees con otras como "merezco lo malo que me pase", "soy torpe y siempre lo he sido". Para elevar tu confianza sincérate contigo mismo, descubre cómo eres realmente y qué quieres cambiar, cumple con los objetivos que te planteas y comprométete a adquirir aquello que te falta (habilidades y conocimientos) para llegar a tus sueños. Así conseguirás que tus miedos disminuyan. Tu "yo real" crecerá hasta tu "yo ideal", a tu "yo auténtico", el que te guiará hasta tus deseos.

Como Carol Anne en Poltergeist, ve hacia la luz, vence tus miedos. Tus sueños están más cerca. Aquí al lado. Te espero en las nubes.

"Hoy es el futuro al que tanto temíamos en el pasado"

domingo, 2 de febrero de 2014

TU CEREBRO 3.0

¡Ding! Te acaba de entrar una notificación de actualización pendiente en tu smartphone. Si eres uno de los diecinueve millones de españoles que miran el móvil 150 veces al día, has tardado cinco minutos como mucho en darte cuenta. Rápidamente compruebas tu nivel de batería, tu estado del wifi, y ¡zas!, aplicación actualizada. Nos da taquicardia si la novedad proviene de Whatsapp, Facebook o  Candy Crash Saga, por mínima que sea, no vaya a ser que nos perdamos el último comentario de mengano, la foto subida de fulano o la nueva bomba explosiva que te hará caer todos los chocolates trepadores del jueguito dichoso. Comprobamos las diferencias entre una versión y la nueva, y nada. Todo sigue igual.



Igualmente ocurre con los ordenadores. Que si versión nueva del Windows 8, que si actualización del Adobe Acrobat, que si el Photoshop no funciona sin la última novedad... Y no digamos del resto de tu vida. Tu vestuario necesita una renovación urgente porque tu ropa no está de moda, es de hace dos temporadas; la televisión del salón solo es de 42 pulgadas y, claro, sabes que tu vecino del quinto se compró un Home Cinema porque lo único que falta es que Denzel Washinton entre por tu puerta y te pida azúcar; y tu coche, por supuesto, ya se va quedando anticuado, no tiene puerto USB.

Si te fijas, todo a tu alrededor está actualizado. Que conste que no es una crítica al consumismo, ese sería un interesante tema de debate que no viene al caso. Pero ¿recuerdas cuándo fue la última vez que revisaste tus pensamientos? ¿De dónde proviene la imagen que tienes de ti mismo? ¿Todavía imaginas que eres de una manera porque alguien te etiquetó hace años? Pues bien, todos esos pensamientos, imágenes y etiquetas son almacenados y procesados por nuestro cerebro. Y si no conseguimos renovarlo, posiblemente estemos usando unos parámetros que provienen de nuestra infancia y nuestra adolescencia. ¿No crees que va siendo hora de actualizar nuestra herramienta más valiosa de trabajo? Es como si a día de hoy trabajáramos con un Spectrum Plus, un Amstrad con pantalla de fósforo verde o el primer Windows 1.0. Obsoleto, ¿verdad?

Buenas noticias. Ya venden al precio irrisorio de la ilusión la última versión de tu CEREBRO 3.0. Se compone de las siguientes herramientas:


ACTITUD: Es la forma que tienes de afrontar la realidad, la manera en que te posicionas frente a la vida. Basa tu actitud en tu relación con los demás. Acéptate como eres, lucha por cambiar las cosas que no te gustan, no te quejes de lo que te pasa si no lo haces, y acepta a los demás como son, aunque no compartas cómo piensan, cómo sienten o cómo actúan.

VALORES: Son aquellos aspectos en tu relación con los demás, con el mundo y contigo mismo a los que les das más importancia. Suelen transmitirse dentro de una misma sociedad y de generación en generación, por eso surgen los conflictos en la adolescencia. Es la época de búsqueda de identidad y de valores propios. ¿Están alineados tus valores con tus objetivos en la vida? Revísalos.

CREENCIAS: Son aquellos juicios o valoraciones que emitimos sobre algo y que no volvemos a cuestionar nunca. A la larga, si no las discutimos jamás, se acaban convirtiendo en "creencias limitantes" o etiquetas que nos impiden crecer y nos frenan en el camino a nuestros sueños. Repasa tus creencias y actualízalas.

HÁBITOS: Son aquellos comportamientos que repetimos de forma automática, sin pensar casi nunca si están bien o están mal. Pueden ser hacer deporte o fumar, comer verdura o carne para cenar, conducir de una determinada manera... No los cuestionamos. ¿Y si adoptamos el hábito de ser felices? ¿Y si adoptamos la costumbre de hacer cumplir nuestros sueños? Se dice que para que un comportamiento sea hábito debe repetirse al menos tres semanas consecutivas. Prueba a decirte todos los días cosas buenas sobre ti, a adoptar una actitud positiva, a dejar de criticarte. Ese sí es un hábito saludable.

FEEDBACK: Es la respuesta que damos al comportamiento de otra persona. La forma de gestionar esto influirá de manera notable en cómo pensaremos, cómo actuaremos y cómo sentiremos. Lo que te ocurre tiene que ver con lo que piensas, sientes y haces; tiene que ver con la dirección en que colocas tu radar; con lo que crees acerca de ti, de la vida y de los demás. Con este nuevo CEREBRO 3.0 aprenderás a gestionar el feedback que no te gusta, ignorando la información que a veces nos perjudica, dejando de sentirte víctima, y ayudándote a aprender y cambiar, preparándote para ayudarte a cumplir tus sueños.

FEEDFORWARD: Imposible de traducir al castellano, es cuando le decimos al cerebro que vamos a hacer algo, antes de que ocurra. Si nos empeñamos en decirle que vamos a tener un día maravilloso, él se fijará en las cosas buenas que ocurren a nuestro alrededor. Si le decimos lo contrario, se fijará  en las malas y hará todo lo posible por que eso ocurra. Casualmente, o no, esto siempre es así. ¿Qué orden prefieres darle a tu cerebro? Tú decides.

En esta nueva actualización, las posibilidades son infinitas y harán trabajar a tu cerebro en la dirección correcta: aquella que te lleve a conseguir tus sueños. Cambia de versión e instala ya tu CEREBRO 3.0. No te arrepentirás.

Te espero aquí, en la nubes.