domingo, 23 de febrero de 2014

ELEMENTAL, QUERIDO WATSON. OCHO PREGUNTAS PARA LLEGAR A TU SUEÑO


Me imagino a Sherlock Holmes llegando a la escena de un crimen. Su aire altivo y misterioso, sus pasos lentos, su pipa humeante, su gorra a cuadros de cazador inglés, su enorme lupa y su inseparable Dr. Watson. Un muerto, unas pistas, un lugar. En la cabeza del astuto detective muchos interrogantes y mucha paciencia para descubrir al culpable. ¿Qué ha pasado aquí? ¿Quién ha muerto? ¿Dónde ha muerto? ¿Por qué lo asesinaron? ¿Cuándo lo mataron? ¿Cómo ha muerto? Posiblemente su linea de investigación empezaría por esas preguntas.
Hace años me explicaron el método periodístico de las SEIS W. Se trata de una técnica de redacción para desarrollar de la forma más completa posible una noticia. La noticia perfecta. En ella, el periodista investigador debe cumplimentar seis preguntas básicas, que en inglés empiezan por W.

Who (quién), What (qué), Where (dónde), When (cuándo), Why (por qué) y hoW (cómo).

Sherlock Holmes las usó también para descubrir al culpable y saber qué había pasado. Lo tenía claro, sabía qué tenía que preguntarse para llegar a su objetivo, que no era otro que detener al asesino.

Pues bien, en la vida necesitamos hacernos unas preguntas parecidas para llegar a nuestro sueño. Aplícalas cuando tengas un proyecto en marcha, un plan o un objetivo en mente, bien sea personal o laboral. Estas cuestiones son:


Quién. A veces no le damos importancia al hecho de que nuestros sueños son nuestros y no son de nuestro hermano, de la prima de nuestro compañero de trabajo o de la vecina del quinto (o sí, pero ese es otro tema). Tenemos que tener claro que nuestro sueño es nuestro y de nadie más, y que solo nosotros tenemos la llave que abre nuestro destino. Debemos saber, además, que lo que queremos no son los sueños que los demás quieren para nosotros.

Dónde. Es importante situarse, tener un sitio. Ponte en un lugar cómodo y plantéate de dónde vienes, cuál es tu pasado (serán tus armas y recursos para conseguir tu sueño), dónde te encuentras en estos momentos de tu vida y hacia dónde quieres ir. Todos estos "dónde" serán las coordenadas donde dirigir el tren de tu vida.

Qué. Ahora es cuando toca definir tu sueño. Recuérdalo, tiene que ser un objetivo claro, alcanzable, cuantificable, realista y con una duración calculada en el tiempo.


Por qué. Busca la razón verdadera por la que quieres lograr tu meta. Pregúntate lo bueno de llegar a tu sueño, como también lo malo de llegar. Cuestiónate lo malo de no llegar a tu sueño y lo bueno de no llegar. Plantéate todas las opciones. A lo mejor te das cuenta de que salir de tu zona de confort para ese deseo concreto no merece la pena, porque no es realmente tu sueño.

Para qué. Saber en qué se convertirá tu vida cuando llegues a tu sueño te dará fuerzas en el camino. Si de verdad quieres cumplir tu sueño, descubre tu SUEÑO verdadero.

Cómo. Tienes que saber cuáles son los recursos que necesitas para llegar hasta allí, con cuáles cuentas ya, cómo debe ser tu formación, y qué habilidades y destrezas nuevas necesitas para conseguirlo. Tendrás que planificarlo con calma y saber qué tiempo te das para cada cosa.

Cuándo. El no ponerle fecha de caducidad a tu sueño para que sea una realidad ayuda muchas veces a que no te pongas en marcha a comenzarlo. Cuanto más ambicioso sea tu sueño, tardarás más tiempo en conseguirlo, lo que no te exime de marcarlo en el calendario. Otro truco para no caer en la desesperanza de la fecha es subdividirlo en objetivos más pequeños y, por tanto, alcanzables antes en el tiempo. Serán la gasolina de nuestro motor para llegar al final de un largo viaje.

Cuánto. Todo tiene un precio, bien de tiempo o bien de dinero. Para nuestra formación, para nuestras nuevas habilidades. Gastaremos horas y posiblemente también algunos euros. Si no contamos con lo primero, utiliza técnicas de gestión del tiempo; si no tienes el suficiente dinero, tendremos que ver todas las opciones posibles para conseguirlo. Sé creativo, seguro que existe alguna posibilidad de intercambiar alguna habilidad tuya con alguien que tenga otra que tú necesitas. O pedir prestado a tu red de contactos. O ir al banco, pero no desistas, recuerda que es tu sueño y nadie se moverá por ti para conseguirlo.

Ya estás hecho un auténtico detective de sueños. Sabes quién, dónde, qué, por qué, para qué, cómo, cuándo y cuánto. Lo sabes todo para conseguir tu sueño, ¿vas a parar ahora? ¿No te parece elemental, querido Sherlock?

Cree en ti. Yo te espero aquí, en las nubes.


Fuente: "¿Te atreves a soñar?"- Matti Hemmi. 

https://www.youtube.com/watch?v=i07qz_6Mk7g









martes, 11 de febrero de 2014

POLTERGEIST O EL MIEDO

Aún perdura en mi mente la imagen de la pequeña Carol Anne a oscuras frente a un televisor encendido, contactando con unos malvados espíritus. Recuerdo cómo aquella luz procedente del aparato se tragó a la pequeña. Luego vino la médium bajita y su "Ve hacia la luz, Carol Ann", los esfuerzos de la familia por sacarla de no se sabe dónde, el viejo del sombrero negro de dentadura afilada, la excavadora y todo lo demás. Eran los ochenta y aquella película, Poltergeist, causó un gran impacto en la población. Estaba a la altura emocional de El exorcista o El resplandor.


La recuerdo como la primera vez que fui consciente de pasar miedo. Eran miedos infantiles. Como también lo eran el miedo a la oscuridad, el miedo a los monstruos, a los vampiros, a quedarme solo. En etapas posteriores de la infancia y en la pre-adolescencia los miedos se convirtieron en algo más realista: al daño físico, a los médicos, a la sangre, al fracaso escolar o a algún compañero de colegio. En la adolescencia aún perduraban algunos de los miedos anteriores y habría que sumarles otros, derivados de las relaciones inter-personales, del rendimiento académico y deportivo, de la crítica y el rechazo; y con los cambios que se producirían en mi propia imagen. Hoy en día sé que esos miedos eran un fenómeno universal, les pasaba a todos en mayor o menor medida,  y que tienen un importante valor adaptativo de la especie al medio. Miedo al cambio en situaciones desconocidas. Una vez controlabas la situación, aquellos desaparecían.

En la edad adulta nos pasa a veces lo mismo. Tenemos miedo al cambio. Miedo al fracaso, sobre todo los perfeccionistas; miedo al ridículo o a sentirse juzgado; miedo al qué dirán; miedo al éxito; a no tener unos objetivos claros en la vida; miedo a la necesidad de conocer todos los detalles del camino antes de saber incluso cuál es y recorrerlo. Miedo, en definitiva, a salir de nuestra  ZONA DE CONFORT. Son miedos que nos bloquean, nos estancan e impiden que luchemos por nuestros sueños. Al igual que en la primera etapa de nuestra vida, son un fenómeno evolutivo.

El miedo forma parte de la vida y no es un problema en sí mismo. Es natural, es legítimo y necesario. Lo importante es saber reconocerlo, entenderlo y gestionarlo. Para vencer los miedos necesitamos aumentar nuestra autoestima y nuestra autoconfianza. Sube tu autoestima diciéndote cosas como "yo puedo", "lo haré sin problemas" o "soy competente", que harán que realmente tus emociones hacia ti sean positivas; y no te martillees con otras como "merezco lo malo que me pase", "soy torpe y siempre lo he sido". Para elevar tu confianza sincérate contigo mismo, descubre cómo eres realmente y qué quieres cambiar, cumple con los objetivos que te planteas y comprométete a adquirir aquello que te falta (habilidades y conocimientos) para llegar a tus sueños. Así conseguirás que tus miedos disminuyan. Tu "yo real" crecerá hasta tu "yo ideal", a tu "yo auténtico", el que te guiará hasta tus deseos.

Como Carol Anne en Poltergeist, ve hacia la luz, vence tus miedos. Tus sueños están más cerca. Aquí al lado. Te espero en las nubes.

"Hoy es el futuro al que tanto temíamos en el pasado"

domingo, 2 de febrero de 2014

TU CEREBRO 3.0

¡Ding! Te acaba de entrar una notificación de actualización pendiente en tu smartphone. Si eres uno de los diecinueve millones de españoles que miran el móvil 150 veces al día, has tardado cinco minutos como mucho en darte cuenta. Rápidamente compruebas tu nivel de batería, tu estado del wifi, y ¡zas!, aplicación actualizada. Nos da taquicardia si la novedad proviene de Whatsapp, Facebook o  Candy Crash Saga, por mínima que sea, no vaya a ser que nos perdamos el último comentario de mengano, la foto subida de fulano o la nueva bomba explosiva que te hará caer todos los chocolates trepadores del jueguito dichoso. Comprobamos las diferencias entre una versión y la nueva, y nada. Todo sigue igual.



Igualmente ocurre con los ordenadores. Que si versión nueva del Windows 8, que si actualización del Adobe Acrobat, que si el Photoshop no funciona sin la última novedad... Y no digamos del resto de tu vida. Tu vestuario necesita una renovación urgente porque tu ropa no está de moda, es de hace dos temporadas; la televisión del salón solo es de 42 pulgadas y, claro, sabes que tu vecino del quinto se compró un Home Cinema porque lo único que falta es que Denzel Washinton entre por tu puerta y te pida azúcar; y tu coche, por supuesto, ya se va quedando anticuado, no tiene puerto USB.

Si te fijas, todo a tu alrededor está actualizado. Que conste que no es una crítica al consumismo, ese sería un interesante tema de debate que no viene al caso. Pero ¿recuerdas cuándo fue la última vez que revisaste tus pensamientos? ¿De dónde proviene la imagen que tienes de ti mismo? ¿Todavía imaginas que eres de una manera porque alguien te etiquetó hace años? Pues bien, todos esos pensamientos, imágenes y etiquetas son almacenados y procesados por nuestro cerebro. Y si no conseguimos renovarlo, posiblemente estemos usando unos parámetros que provienen de nuestra infancia y nuestra adolescencia. ¿No crees que va siendo hora de actualizar nuestra herramienta más valiosa de trabajo? Es como si a día de hoy trabajáramos con un Spectrum Plus, un Amstrad con pantalla de fósforo verde o el primer Windows 1.0. Obsoleto, ¿verdad?

Buenas noticias. Ya venden al precio irrisorio de la ilusión la última versión de tu CEREBRO 3.0. Se compone de las siguientes herramientas:


ACTITUD: Es la forma que tienes de afrontar la realidad, la manera en que te posicionas frente a la vida. Basa tu actitud en tu relación con los demás. Acéptate como eres, lucha por cambiar las cosas que no te gustan, no te quejes de lo que te pasa si no lo haces, y acepta a los demás como son, aunque no compartas cómo piensan, cómo sienten o cómo actúan.

VALORES: Son aquellos aspectos en tu relación con los demás, con el mundo y contigo mismo a los que les das más importancia. Suelen transmitirse dentro de una misma sociedad y de generación en generación, por eso surgen los conflictos en la adolescencia. Es la época de búsqueda de identidad y de valores propios. ¿Están alineados tus valores con tus objetivos en la vida? Revísalos.

CREENCIAS: Son aquellos juicios o valoraciones que emitimos sobre algo y que no volvemos a cuestionar nunca. A la larga, si no las discutimos jamás, se acaban convirtiendo en "creencias limitantes" o etiquetas que nos impiden crecer y nos frenan en el camino a nuestros sueños. Repasa tus creencias y actualízalas.

HÁBITOS: Son aquellos comportamientos que repetimos de forma automática, sin pensar casi nunca si están bien o están mal. Pueden ser hacer deporte o fumar, comer verdura o carne para cenar, conducir de una determinada manera... No los cuestionamos. ¿Y si adoptamos el hábito de ser felices? ¿Y si adoptamos la costumbre de hacer cumplir nuestros sueños? Se dice que para que un comportamiento sea hábito debe repetirse al menos tres semanas consecutivas. Prueba a decirte todos los días cosas buenas sobre ti, a adoptar una actitud positiva, a dejar de criticarte. Ese sí es un hábito saludable.

FEEDBACK: Es la respuesta que damos al comportamiento de otra persona. La forma de gestionar esto influirá de manera notable en cómo pensaremos, cómo actuaremos y cómo sentiremos. Lo que te ocurre tiene que ver con lo que piensas, sientes y haces; tiene que ver con la dirección en que colocas tu radar; con lo que crees acerca de ti, de la vida y de los demás. Con este nuevo CEREBRO 3.0 aprenderás a gestionar el feedback que no te gusta, ignorando la información que a veces nos perjudica, dejando de sentirte víctima, y ayudándote a aprender y cambiar, preparándote para ayudarte a cumplir tus sueños.

FEEDFORWARD: Imposible de traducir al castellano, es cuando le decimos al cerebro que vamos a hacer algo, antes de que ocurra. Si nos empeñamos en decirle que vamos a tener un día maravilloso, él se fijará en las cosas buenas que ocurren a nuestro alrededor. Si le decimos lo contrario, se fijará  en las malas y hará todo lo posible por que eso ocurra. Casualmente, o no, esto siempre es así. ¿Qué orden prefieres darle a tu cerebro? Tú decides.

En esta nueva actualización, las posibilidades son infinitas y harán trabajar a tu cerebro en la dirección correcta: aquella que te lleve a conseguir tus sueños. Cambia de versión e instala ya tu CEREBRO 3.0. No te arrepentirás.

Te espero aquí, en la nubes.


domingo, 19 de enero de 2014

OBJETIVO PETAZETAS

Aún perdura en mi mente el recuerdo del quiosco de doña Manolita en mi barrio del Parque de la Luz, en Huelva.  Era el típico habitáculo de metal de tres metros cuadrados, inundado por bolsas que contenían infinidad de clases de papas fritas, de pipas, de gominolas y algún que otro juguete. Colgaban paquetes de las ventanas, de la puerta trasera, de los techos. Y allí, en medio de aquel ordenado desorden, apenas iluminada por una bombilla y enfrente de la luz tenue de una tele de antena de cuernos, aparecía la cabecita plateada de doña Manolita.

Por aquel entonces, todos los sábados por la tarde, antes de la película de la primera, mi madre me mandaba al puesto. "Un paquete de Fortuna y tres paquetes de pipas. Lo que sobre para ti", me decía. Durante el pequeño trayecto que iba de mi casa al parque, iba visualizando cada esquina y cada rincón del quiosco en busca de mi pequeño tesoro de sábado. Siempre era muy difícil elegir y lo habitual era simplemente un chicle Cheiw, unos caramelos Sugus, unos Palotes de fresa o algún Diente de vampiro. El día que me sobraba más de la cuenta, no me interesaban ni las  cajas de cigarrillos de chocolate, ni ningún sobre de estampas de fútbol, ni ningún paquete de figuras de plástico, indios o vaqueros. Yo solo tenía un deseo, una aspiración, un objetivo claro de sábado: poder comprarme una bolsa de petazetas. Y rezaba para ello a mi manera. Le pedía al niño Jesús que me sobrara suficiente; que si eso pasaba, me portaría bien el resto de los días; que por favor, por favor, me sobrara lo suficiente. Y el día que eso pasaba, muy rara vez al principio, me convertía en el niño más feliz del barrio. Luego descubrí que podía hacer algo más: no esperar a la casualidad. Podía poner de mi parte: ahorrar el duro que mi padre me daba entre semana, para así tener siempre mis petazetas los fines de semana. Era entonces el niño más feliz del mundo.


Ahora, de adultos, el mundo sigue siendo el quiosco de doña Manolita. Está lleno de estímulos. Un día queremos una cosa y otro día queremos otra. Un día queremos un vestido, otro día un ordenador y otro un viaje. Pero realmente, en el plano vital, ¿sabemos lo que queremos? ¿Te has preguntado alguna vez hacia dónde se dirige tu vida? Deberíamos reflexionar sobre lo que verdaderamente queremos lograr, sobre lo que queremos conseguir. En definitiva, preguntarnos dónde están nuestros sueños. La felicidad consiste en tener un proyecto, un propósito de vida alcanzable, y la lucha por él nos genera ilusión y alegría. Si no sabes a dónde vas, ten la seguridad de que no llegarás a ninguna parte. Sitúate y hazte tres preguntas:

¿Dónde estás?
¿De dónde vienes?
¿A dónde vas?

La definición de tu objetivo es el inicio de todo logro. Para que sea eficaz, el objetivo debe ser específico, alcanzable, realista y calculado en el tiempo. Luego plantéate las opciones y alternativas que tienes, y analiza cómo cada una de ellas te afectará a ti y a tu entorno. Finalmente, establece un plan de acción, traza la hoja de ruta hasta llegar a tu destino y disfruta haciendo el camino. Ahí es donde reside la felicidad.

Busca tu "Objetivo Petazetas", sueña cómo llegar hasta él, piensa el camino y recórrelo. Te aguarda una explosión de felicidad. Mientras, te espero aquí, en las nubes.


domingo, 12 de enero de 2014

JAZZTHERAPY 3: DIEZ REGLAS PARA SER FELIZ

El mundo está lleno de estímulos. Olores por aquí, colores por allá, sabores en la mesa, ruidos por todos lados. Un caos para nuestra mente. Afortunadamente, nuestro organismo está diseñado para prestar atención solo a lo que nos interesa. Si no fuera así, si todo lo que llega a nuestro cerebro en forma de estímulo tuviéramos que traducirlo, no tendríamos suficientes conexiones neuronales para ello. De esta manera, nos encargamos de discriminar aquello que nos es útil, de forma consciente o inconsciente. Puestos a elegir conscientemente, yo desecharía aquellos estímulos que me proporcionan emociones negativas (ansiedad, tristeza, ira, enfado…), y me quedaría con los que me otorgan un estado de bienestar, con los que me ofrecen emociones positivas.

Aquí va una lista con diez maneras de fomentar esas emociones positivas, que nos ayuden a sentir la felicidad más cerca. Son las diez reglas para ser feliz.



1. SÉ CURIOSO. Sentimos atracción por la novedad y esto nos ayuda a relacionarnos con nuestro entorno. Es un tratamiento más eficaz que el prozac frente a la depresión y la ansiedad, y aunque a veces exige esfuerzo, claramente nos ayuda a crecer como personas.

2. HAZTE CREATIVO. Debemos ser capaces de plasmar nuestras ideas y sentimientos de la forma más creativa posible. Durante ese proceso, la mente se relaja y disfruta. Una persona creativa tenderá a encontrar soluciones novedosas a sus problemas. Buenas noticias, la creatividad se trabaja. Empieza ya.

3. EL DINERO NO DA LA FELICIDAD. Una visión consumista de la felicidad estará siempre insatisfecha. Necesitarás cada vez más dinero para obtener el mismo nivel de felicidad. Arranca esos mitos erróneos de tu subconsciente.

4. PIENSA EN POSITIVO. Busca la parte más positiva de cada situación o de cada persona. El optimismo repercute en la autoestima, en la confianza en las capacidades personales individuales y colectivas, y en general en las posibilidades de éxito como persona.

5. RÍETE Y TEN SENTIDO DEL HUMOR. Ambos nos permiten liberar tensiones, permiten relajarnos y olvidarnos momentáneamente de los problemas. La risa aumenta el sistema inmunológico, libera endorfinas, la hormona de la felicidad; libera serotonina, dopamina y adrenalina, las hormonas antidepresivas. Es un estímulo, por tanto, eficaz contra el estrés, la ansiedad y la tristeza. Ríete como un niño, sin complejos.

6. SUEÑA. Actúa y juega como si tus sueños ya se hubieran cumplido. Te acercarán a ellos de forma inevitable y liberarán a tu subconsciente de las limitaciones de la razón. Gracias a ello, te sentirás más creativo y encontrarás el camino para llegar hacia ellos. Súbete a las nubes, sé un soñador.

7. CAMBIA EL ENTORNO. Borra de tu alrededor aquellas cosas que no te aportan nada, te hacen perder el tiempo y te hacen disminuir tus niveles de energía. Detecta a aquellas personas que te consumen, que solo se acercan a ti para volcar su negatividad y hazles ver su conducta. Si continúan igual, no te cortes y cruza de acera cuando los veas. Son vampiros emocionales. Desaprende conductas y creencias que te hacen infeliz, son grandes herramientas de cambio. Ten tolerancia ante la frustración y los reveses, sabiendo que forman parte de la vida.

8. DISFRUTA DEL MOMENTO PRESENTE. La felicidad no es una meta futura, es un camino para llegar a ella. El deseo de tener y probar cosas nuevas hace que nuestra mente esté siempre en el futuro. Sin embargo, otra veces, estamos acordándonos del pasado. Sé consciente de lo que ocurre ahora en tu vida. Hay que evitar proyectarse tanto en el futuro y disfrutar de los cambios positivos que transcurren en el presente, por pequeños que sean. Tómate un té, serénate y disfruta.

9. MÍRATE AL ESPEJO Y GÚSTATE. ¿Qué ves cuando te miras al espejo? ¿Se parece tu ser real a tu ser ideal? Según los expertos en inteligencia emocional, el reto consiste en evitar que estos dos seres se distancien demasiado. Dicho de otro modo, que te conviertas en lo que quieres ser. Hay mucha literatura que te ayudará a cambiar y plasmar tus sueños en tu vida real. Lee.

10. FLUYE. Según el psicólogo Mihalyi Csikszenmihalyi, el concepto de fluir (flow) describe el proceso por el que una persona está absorta en una actividad que le produce gran satisfacción, perdiendo incluso la noción del tiempo y de cualquier estímulo externo. Según este investigador, es difícil ser felices si no tenemos experiencias de este tipo. De esta forma, la felicidad la alcanzamos cuando salimos del "trance flow". Para tener experiencias "flow" se deben cumplir algunas de las siguiente premisas: tener las metas claras, que sean realistas; tener una concentración intensa con un campo de atención limitado; pérdida de autoconciencia; sentido del tiempo distorsionado; mantener el equilibrio entre la habilidad y el reto dentro de la actividad, sin que sea demasiado fácil ni demasiado difícil; controlar personalmente la situación; y que sea intrínsecamente gratificante. Ya sabéis, a fluir.

Estas son solo algunas sugerencias para promocionar las emociones positivas y allanar el camino a la sensación de felicidad que todos deseamos. Ten este decálogo a mano, escríbelo con tu letra y repásalo cada poco tiempo. Como diría Albert Camus: "En lo más profundo del invierno, al fin aprendí que dentro de mí hay un verano invencible".

Sé feliz. Te espero en las nubes.

 Silvia Pérez Cruz y Javier Colina Trío

Para acabar esta tercera entrega de "Jazztheraphy", os propongo una bellísima versión de Silvia Pérez Cruz y Javier Colina Trío de la canción "Ella y yo", un bolero cubano. Lo escuchaba mientras escribía este post y me ha servido para tener una experiencia "flow".  Silvia Peréz Cruz es una joven cantante española que se dio a conocer al participar en la canción de la película Blancanieves de Pablo Berger, ganando el Goya 2013 a la mejor canción original. Javier Colina es un célebre contrabajista del panorama jazzístico español, que junto a Albert Sanz al piano y Marc Miralta a la batería, forman "Javier Colina Trío". En esta versión, les acompaña Perico Sambeat al saxo.
¡Que la disfrutéis!

domingo, 22 de diciembre de 2013

ETIQUETAS

Tímido, perezoso, divertido, gordo, canijo, antipático, miedoso, arisco, torpe, descuidado, desordenado, un manojo nervios, celoso, solitario, malo para las matemáticas, un desastre, se me da fatal el deporte, la cocina, el bricolaje, el amor...

Estas pueden ser algunas de las etiquetas “autodestructivas” que llevamos colgadas desde hace años y que además nos sirven para excusarnos para no hacer tal o cual cosa que nos desagrada.

¿Quién no ha dicho alguna vez una de estas frases?
“Yo soy así”
“Siempre he sido así”
“Es mi carácter”
“No puedo evitarlo”

Muchas de esas etiquetas vienen con nosotros desde niños y las llevamos desde entonces. Unas las elegimos nosotros en su momento para evitar situaciones incómodas en el pasado y otras nos las colocaron en su momento otras personas para definirnos. Y años después seguimos arrastrando con ellas.
¿Acaso tú no eras el tímido y responsable de la familia, y tu hermano el divertido y loco? ¿Verdad que sigue siendo así por los siglos de los siglos amén?

BUENAS NOTICIAS… ESTO PUEDE CAMBIAR SI TE LO PROPONES



Deja atrás el pasado que te molesta y elimina tus autodefiniciones destructivas. En vez de decir “Yo soy así”, empieza a usar el “Yo era así antes”; en vez del “no puedo evitarlo” cambia a “puedo cambiar si lo intento seriamente”. Si siempre has sido así, puedes pensar en ser diferente.
Son etiquetas que nos impiden CRECER  y DESARROLLARNOS, y ya va siendo hora de desprendernos de ellas.
Elige unas etiquetas nuevas que te ilusionen y te motiven, que siempre quisiste para ti y que los demás repartieron para otros. CREE EN TI. Con voluntad, todo es posible.

Empieza un año. Vida nueva. Se aproxima un cambio en ti. Nos vemos en las nubes.



“… Lo mejor para la tristeza -contestó Merlín- es aprender algo nuevo. Es lo único que no falla”.

 Terence White. “The once and the future King”.

domingo, 15 de diciembre de 2013

YO DE MAYOR QUIERO SER FOTÓGRAFO

Cuando éramos pequeños, los adultos nos preguntaban qué queríamos ser de mayores. Astronautas, bomberos, peluqueros, médicos, abogados, maestros. Algunos lo consiguieron, otros no. Si alguien me hubiese dicho con ocho años que yo iba a ser boticario, no le habría creído. Los recuerdos de la farmacia Don Casto, con su intenso olor a inyectables y a desinfectantes, no eran precisamente buenos.



Lo tenía claro. Yo de mayor quería ser fotógrafo de viajes, de esos de National Geographic que iban enseñando el mundo a través de sus ojos. Me atraía la idea de conocer muchos países y poder dar mi visión de ellos a los demás. Capturar la luz y con ella pintar el universo. Recuerdo con ilusión la hora de llevar a revelar mi carrete de las vacaciones de verano a la tienda de fotos, y la duda existencial de cuántas buenas saldrían de uno de veinticuatro. Si se salvaban una o dos, muchas eran. Ahí desistí de ser un profesional de la cámara. Mucho más tarde leí de la dificultad de publicar una sola fotografía en la revista. Para un reportaje de cuatro páginas con seis buenas fotos, un profesional necesita alrededor de 30000 disparos. Ensayo y error. Ensayo y error. Me acerco, encuadro y disparo. Cambio de perspectiva, me alejo, "reencuadro" y vuelvo a disparar. Y así la foto perfecta, tras miles de intentos.


En la vida ocurre algo parecido. Para obtener la foto perfecta de ella, necesitamos equivocarnos, aprender de los errores, "reencuadrar", cambiar de perspectiva, tomar distancia y volver a intentarlo. Al igual que un gran fotógrafo, no consigues forjar tu estilo y tu personalidad en dos disparos, necesitas probar en cuál de ellos te encuentras más cómodo; y eso solo se consigue sin miedo a equivocarse. Con la cámara en la mano, siempre es más cómodo disparar cogida horizontalmente, de pie y a la misma altura. Es lo que llamamos "zona de confort". Así todas tus fotos te saldrán siempre iguales. ¿Nunca te has preguntado por qué llaman la atención las fotos hechas por niños pequeños? Porque ellos disparan desde una perspectiva distinta a la tuya. Prueba a agacharte, prueba a poner la cámara en vertical u oblicua. Prueba a subirte a una silla o a usar un trípode. Cambia algo si la foto de tu vida te parece aburrida. O si te encuentras con un problema que aparentemente no tiene solución. Sal de tu "zona de confort" y "reencuadra". Busca otro enfoque, otra perspectiva. El "reencuadre" consiste en ser capaces de percibir cualquier situación o experiencia desde diferentes perspectivas, centrarnos en aquellas que nos resultan más útiles. Así, conseguimos que una situación aparente y habitualmente adversa pueda convertirse en algo positivo.

Ya sabes, coge tu cámara y enfoca. Cambia de ángulo y de perspectiva, y destaca aquello que más te interese. La vida está llena de grandes fotos. Dispara, equivócate mil veces. Vive.

Te espero aquí, en la nubes.