domingo, 22 de diciembre de 2013

ETIQUETAS

Tímido, perezoso, divertido, gordo, canijo, antipático, miedoso, arisco, torpe, descuidado, desordenado, un manojo nervios, celoso, solitario, malo para las matemáticas, un desastre, se me da fatal el deporte, la cocina, el bricolaje, el amor...

Estas pueden ser algunas de las etiquetas “autodestructivas” que llevamos colgadas desde hace años y que además nos sirven para excusarnos para no hacer tal o cual cosa que nos desagrada.

¿Quién no ha dicho alguna vez una de estas frases?
“Yo soy así”
“Siempre he sido así”
“Es mi carácter”
“No puedo evitarlo”

Muchas de esas etiquetas vienen con nosotros desde niños y las llevamos desde entonces. Unas las elegimos nosotros en su momento para evitar situaciones incómodas en el pasado y otras nos las colocaron en su momento otras personas para definirnos. Y años después seguimos arrastrando con ellas.
¿Acaso tú no eras el tímido y responsable de la familia, y tu hermano el divertido y loco? ¿Verdad que sigue siendo así por los siglos de los siglos amén?

BUENAS NOTICIAS… ESTO PUEDE CAMBIAR SI TE LO PROPONES



Deja atrás el pasado que te molesta y elimina tus autodefiniciones destructivas. En vez de decir “Yo soy así”, empieza a usar el “Yo era así antes”; en vez del “no puedo evitarlo” cambia a “puedo cambiar si lo intento seriamente”. Si siempre has sido así, puedes pensar en ser diferente.
Son etiquetas que nos impiden CRECER  y DESARROLLARNOS, y ya va siendo hora de desprendernos de ellas.
Elige unas etiquetas nuevas que te ilusionen y te motiven, que siempre quisiste para ti y que los demás repartieron para otros. CREE EN TI. Con voluntad, todo es posible.

Empieza un año. Vida nueva. Se aproxima un cambio en ti. Nos vemos en las nubes.



“… Lo mejor para la tristeza -contestó Merlín- es aprender algo nuevo. Es lo único que no falla”.

 Terence White. “The once and the future King”.

domingo, 15 de diciembre de 2013

YO DE MAYOR QUIERO SER FOTÓGRAFO

Cuando éramos pequeños, los adultos nos preguntaban qué queríamos ser de mayores. Astronautas, bomberos, peluqueros, médicos, abogados, maestros. Algunos lo consiguieron, otros no. Si alguien me hubiese dicho con ocho años que yo iba a ser boticario, no le habría creído. Los recuerdos de la farmacia Don Casto, con su intenso olor a inyectables y a desinfectantes, no eran precisamente buenos.



Lo tenía claro. Yo de mayor quería ser fotógrafo de viajes, de esos de National Geographic que iban enseñando el mundo a través de sus ojos. Me atraía la idea de conocer muchos países y poder dar mi visión de ellos a los demás. Capturar la luz y con ella pintar el universo. Recuerdo con ilusión la hora de llevar a revelar mi carrete de las vacaciones de verano a la tienda de fotos, y la duda existencial de cuántas buenas saldrían de uno de veinticuatro. Si se salvaban una o dos, muchas eran. Ahí desistí de ser un profesional de la cámara. Mucho más tarde leí de la dificultad de publicar una sola fotografía en la revista. Para un reportaje de cuatro páginas con seis buenas fotos, un profesional necesita alrededor de 30000 disparos. Ensayo y error. Ensayo y error. Me acerco, encuadro y disparo. Cambio de perspectiva, me alejo, "reencuadro" y vuelvo a disparar. Y así la foto perfecta, tras miles de intentos.


En la vida ocurre algo parecido. Para obtener la foto perfecta de ella, necesitamos equivocarnos, aprender de los errores, "reencuadrar", cambiar de perspectiva, tomar distancia y volver a intentarlo. Al igual que un gran fotógrafo, no consigues forjar tu estilo y tu personalidad en dos disparos, necesitas probar en cuál de ellos te encuentras más cómodo; y eso solo se consigue sin miedo a equivocarse. Con la cámara en la mano, siempre es más cómodo disparar cogida horizontalmente, de pie y a la misma altura. Es lo que llamamos "zona de confort". Así todas tus fotos te saldrán siempre iguales. ¿Nunca te has preguntado por qué llaman la atención las fotos hechas por niños pequeños? Porque ellos disparan desde una perspectiva distinta a la tuya. Prueba a agacharte, prueba a poner la cámara en vertical u oblicua. Prueba a subirte a una silla o a usar un trípode. Cambia algo si la foto de tu vida te parece aburrida. O si te encuentras con un problema que aparentemente no tiene solución. Sal de tu "zona de confort" y "reencuadra". Busca otro enfoque, otra perspectiva. El "reencuadre" consiste en ser capaces de percibir cualquier situación o experiencia desde diferentes perspectivas, centrarnos en aquellas que nos resultan más útiles. Así, conseguimos que una situación aparente y habitualmente adversa pueda convertirse en algo positivo.

Ya sabes, coge tu cámara y enfoca. Cambia de ángulo y de perspectiva, y destaca aquello que más te interese. La vida está llena de grandes fotos. Dispara, equivócate mil veces. Vive.

Te espero aquí, en la nubes.



domingo, 17 de noviembre de 2013

ENTREVISTA CON EL VAMPIRO



Estimados oyentes, hoy nos visita en “Una botica en las nubes”, un ser extremadamente peligroso y nocivo. Prestad bastante atención y estad alerta a todo lo que dice, porque un día de estos podéis encontrarlo en vuestro trabajo, en la tienda, o lo que es peor, acorralándoos en el ascensor. Él o cualquiera de su especie. No los vemos, pero están por todos lados. Inundan nuestros pueblos y nuestras ciudades. Podemos sentirlos. Son personas de carne y hueso, como tú o como yo; visten y hablan  como cualquiera de nosotros, pero se alimentan de nuestra sangre, de nuestra energía. Demos la bienvenida al programa de hoy al Vampiro Paco Contar.

Buenas noches, Paco. ¿Qué tal va todo?

Buenas noches serán para ti, Gustavo, porque para mí no lo son tanto.

Vaya, hombre. ¿Qué te pasó?

Vengo del médico. Tú sabes. Las migrañas de siempre. Y me dice el tío que me tome un paracetamol y punto. Que con eso se me quita. Ni me manda al especialista ni nada. Si es que la Seguridad Social ya no está como antes. Claro que con este Gobierno de mierda que tenemos, no me extraña. Ahora además recorta también en Educación. Serán hijos de puta. Y ahora, ¿qué van a hacer mis chiquillos?

Bueno, Paco. ¿Tus hijos no estaban en un colegio de pago? Allí se notan menos los recortes.

Sí bueno, pero es que el trabajo… No sé hasta cuándo podrán estar allí.  Tú sabes, la crisis otra vez. Las facturas hay que pagarlas, y cada vez es más caro. Yo no sé estas monjas, todo el día sacándote el dinero.

Pero no me digas que te echaron del trabajo, Paco.

No, pero estamos todos asustados. Ya sé que el negocio de mi jefe va bien, pero ¿y si de repente se lo piensa y hace un ERE de esos famosos? ¿Qué voy a hacer?

Tranquilo, seguro que eso no va a ocurrir. No seas pesimista.

No soy pesimista. Soy realista. De todas formas a lo mejor me voy yo. Porque para aguantar a los vagos de mis compañeros... Si no es por mí, la empresa no va para delante. Ya no puedo más. Uno que si me viene con sus historias de fin de semana, la otra todo el día hablando por teléfono, el otro el pelota del jefe. Y de ese, por cierto, mejor no hablar.

Nos conocemos desde hace mucho, Paco,  y siempre hablas de lo mismo. Y tú, ¿has hecho algo por mejorarlo, has hecho algo por cambiar tu situación?

Claro, para ti es muy fácil. Has tenido mucha suerte en la vida. No como yo, que no me sale una a derechas…

Bueno, Paco, podríamos estar aquí hasta mañana por la noche y seguiríamos hablando de lo mismo, pero desgraciadamente no tenemos más tiempo en el programa. Muchas gracias por todo.

Ya lo han oído, así es Paco. Un vampiro emocional. Descarga en ti toda su negatividad, todos sus problemas. Te absorbe, te manipula y se desahoga “chupándote” toda tu energía. Te deja sin fuerzas. Como él hay muchos, aunque tengan cuidado; no los confundan con aquellos que se quejan pero intentan realmente cambiar su situación. A estos sí hay que ayudarlos. A los verdaderos “chupasangres”, escúchenlos dos o tres veces como mucho; a la cuarta, si los ven venir, cámbiense de acera o saquen del bolso el ajo y las estacas, porque irá por ustedes. Están avisados. Desde las nubes, se despide Gustavo, el reportero más dicharachero del mundo entero. Buenas noches.

viernes, 1 de noviembre de 2013

¿CRISIS DE LOS CUARENTA?


Ese día te levantaste con resaca. Los gin-tonics de la noche anterior eran de garrafón, seguro. Te habías propuesto llegar temprano, pero fuiste incapaz de decirles que no a los inconscientes de tus amigos y apareciste por casa cerca de las cinco de la mañana. Un jueves. A las siete tenías al perro encima, el despertador sonando, los niños sin querer levantarse, una reunión importante en ese trabajo que odias, con esos compañeros que no soportas. Tu mujer hacía semanas que no te hablaba y ahora lo hace para decirte que tenéis que hablar, que no podéis seguir así. Y al día siguiente es tu cumpleaños. Ya tienes los treinta y todos, así que serán cuarenta los que hagas. Ahora lo entiendes todo. Te miras al espejo al afeitarte y descubres tus ojeras, tus arrugas y tus canas.  ¡Uf, la famosa crisis de los cuarenta! Y decides que tienes que cambiar algo o todo en tu vida.



¿Os suena? Puede ser la crisis de los cuarenta, o la de los treinta, o dudas sobre el trabajo, o sobre las relaciones sentimentales, sobre la vida que llevas en general. Y entonces te planteas un cambio. Lo puedes hacer sosegadamente, con tranquilidad; o hacer un cambio brusco y mandarlo todo a paseo.

Lo que tienes que tener claro es qué quieres cambiar, analizar los pros y los contras, y ver hacia dónde quieres dirigir tu rumbo. Pero lo importante es no tardar años en hacerlo. Actúa. Da el primer paso, sube el primer escalón y sal de tu zona de confort. Si siempre haces lo mismo, estarás anclado en un bucle constante. Si te gusta ese circulo, bien. Pero, si ya estás cansado, por qué no cambiar. Haz un repaso a tus valores. Siéntate cómodamente y escribe cómo te sientes habitualmente. Si te aburres, si estás contento con tu trabajo, con tu vida sentimental, si te levantas cansado o pletórico, si tienes aficiones que te llenan y si, en general, estás contento con tu vida. ¿Qué se esconde tras ese deseo de cambio? Averigua de dónde partes y lánzate adonde quieras llegar. Comprueba cuáles son tus estados iniciales en el trabajo, en el amor, en tus relaciones personales, en tu vida personal en general. Haz balance de tu trayectoria vital, y márcate un plan de acción para llegar adonde quieras en cada parcela de la vida.

Ahora averigua cuáles son tus recursos, esos valores que tienes. Parte de tus cualidades, de tus éxitos pasados, de tu experiencia. Ellos te suministrarán el primer peldaño de la escalera del crecimiento. La escalera hacia tus sueños. Apóyate en ellos. No dejes que nadie te diga que no tienes cualidades para tal o cual cosa. Huye de las relaciones tóxicas, de los vampiros energéticos. Escapa de tu propio miedo. A veces nuestra percepción de nosotros mismos no se corresponde con la realidad. Aumenta tu autoestima.

Visualiza tu futuro. ¿Qué quieres contarles a tus nietos de tu vida? Conviértete en un soñador. Sueña a lo grande, por qué no. Soñar es gratis. Escríbelo y ve a por ello. Ponlo cerquita todos los días, en un post-it en la nevera o en una alarma en el móvil. Algo que siempre te recuerde dónde quieres llegar y cuál es tu destino. Ya estás preparado para cambiar tu vida. Enhorabuena.

Te espero en las nubes.



domingo, 6 de octubre de 2013

JAZZTHERAPHY 2: EL ENFADO

Imaginaos un atasco en plena hora punta en el centro de una gran ciudad. Largas colas, hora de comer, mucha hambre y el estrés de un mal día de trabajo. El semáforo del cruce está en rojo y cambia a verde. Cuando intentamos salir, desde la calle perpendicular se abalanza un coche saltándose su señal. Está a punto de chocar contra nosotros si no llegamos a pisar firmemente el freno. El primer pensamiento reflejo es llamar de todo a su conductor, aunque lo preocupante viene con los siguientes: la sed de venganza y la irritación hacen que nuestro organismo se prepare para la lucha. Nuestras manos aprietan fuertemente el volante, comenzamos a temblar, las gotas de sudor resbalan por nuestra frente, el corazón late con fuerza y tensamos todos los músculos del cuerpo. Si nos concedieran en esos momentos la oportunidad de tener al otro conductor al lado, nuestro cerebro más primitivo nos mandaría estrangularlo. Afortunadamente, el sonido del claxon del coche que nos sigue nos despierta de este estado de rabia. Solo con cierta apertura mental podríamos parar esa escalada de ira. Pensar que iba despistado o que posiblemente fuese una urgencia médica nos ayudaría a aplacar el sentimiento.


El enfado es la más seductora de las emociones negativas, ya que nuestra retro-alimentación negativa nos proporciona argumentos suficientes y convincentes para seguir con él. Además, el enfado resulta energizante y euforizante. Cuantas más vueltas demos a los motivos que nos llevan al enojo, mejores y más justificadas razones encontraremos para seguir enfadados. Los pensamientos obsesivos alimentan nuestra ira. Fisiológicamente, está demostrado que un enfado sobre otro enfado hace que el segundo, aunque esté provocado por una razón casi inexistente, sea de una intensidad mucho mayor que el primero. Y así, cualquier pensamiento que tenga lugar sobre esta escalada de ira  provocará una irritación más intensa que la del principio de la secuencia. En ocasiones, este incremento de rabia podría acaba en un estallido de violencia.

¿Qué podemos hacer ante esta situación?

Primeramente ser conscientes y prestar atención al primer pensamiento que inicia el enfado. Cuanto antes lo hagamos, antes lo cortocircuitaremos. Hay que reencuadrarlo de manera positiva y no darle más importancia de la que tiene. Cuando esto no es posible porque la irritación ya es demasiado intensa, la única opción que nos queda es el enfriamiento. Supone el alejamiento de la causa del enfado, el freno a la escalada de pensamientos hostiles y el intento por distraerse. Las distracciones son un recurso sumamente eficaz para modificar nuestro estado de ánimo y el ejercicio activo, sobre todo, contribuye a dominar el enfado. Otro método puede ser tomar conciencia de los pensamientos irritantes y escribirlos en papel.

Ya sabes, el día que te enfades, acuérdate de esta entrada. Siempre se ha dicho que la música amansa las fieras.



Charles Mingus fue uno de los mayores contrabajistas y pianistas de jazz del siglo XX. Su enrevesado árbol genealógico (sueco y afroamericano por parte de sus abuelos paternos; y chino y británico por parte de los maternos) hicieron de él un empedernido activista contra el racismo. Su primer contacto con la música fue a través de la música de la Iglesia que su madrastra amerindia le hacía oír, pero poco a poco fue descubriendo el jazz de Duke Ellington. Cambió el chelo por el contrabajo cuando un amigo le dijo que el primero era un instrumento de blancos, y fue a partir de entonces cuando empezó a destacar, llegando a trabajar con Charlie Parker y Louis Armstrong, entre otros.

Pero lo que trae a Mingus a esta sección es su carácter. Impulsivo, temperamental y temible; había veces que sus conciertos acababan en discusiones y peleas. Esta energía desbocada le valió el apodo de "The Angry Man of the Jazz". El hombre enfadado. Otro gallo le habría cantado si hubiera sabido algo de inteligencia emocional.

LA OVEJA EQUILIBRISTA



SUÉÑALO, PIÉNSALO, HAZLO




domingo, 22 de septiembre de 2013

PASAJEROS, EMBARQUEN

¡Riiiing! ¡Riiiing! ¡Riiiing!

Despierta. Son las 5:15 de la mañana y el despertador está sonando. Saca el brazo de entre las sábanas para silenciar ese molesto ruido y salta de la cama con energía. Hoy no te puede dar pereza salir de la cama, hoy no es un día como otro cualquiera. Hoy te vas de viaje. Hace tiempo que lo llevas preparando. El taxi te espera para llevarte al aeropuerto.

Por los altavoces suena la última llamada. ¡PASAJEROS CON DESTINO "LAS NUBES", ACCEDAN INMEDIATAMENTE POR LA PUERTA DE EMBARQUE NÚMERO UNO!


Hace unos días te mostrabas incrédulo. Te regalaron un pasaje a un destino donde te mostrarían el camino hacia tu vida ideal, te asustaste y quisiste cambiar el billete. Te parecía un lugar inexistente, al que era imposible llegar, que no estaba en ningún mapa y que solo era para intrépidos. Ya tenías demasiados problemas para estar de "viajecitos" por ahí. No tenías tiempo, no tenías dinero y todo tu entorno estaría en contra. ¡Excusas!

Sin embargo te picaba la curiosidad. Estabas bloqueado y no querías seguir teniendo esa vida de bucles aburridos. Tenías fe en que algún día, casi por arte de magia, apareciera ese lugar donde encontrarías tu vida perfecta. Aquella en la que te sintieras satisfecho y disfrutaras con tu día a día. Aquella en la que tus valores fueran equilibrados y estuvieran en armonía con tu entorno, con lo que haces, con lo que eres y con lo que te hace disfrutar. Te hablaron de ese sitio, "Las nubes", y finalmente confirmaste el billete. SALISTE DE TU ESTADO DE ESTANCAMIENTO VITAL. ¿Te acuerdas?

¿Te acuerdas también de cómo ese extraño boticario te recomendó no apresurarte a hacer cambios bruscos, que fueran graduales y que asimilaras hacia dónde querías llegar? ¿Te acuerdas de que te pidió que recordaras cómo había sido tu vida, que recogieras las experiencias en las que habías aprendido algo y que desecharas aquellas que no te aportaban nada? ¿Y te acuerdas de cómo respiraste, subiste a lo alto de la colina y CONTEMPLASTE TU VIDA?

Ahora, tu maleta está en las bodegas del avión esperando llegar a destino. Dentro, y apretadas como en una lata de sardinas, vienen todas esas cosas que necesitas, junto a los manuales de instrucciones de cómo usarlas. Además metiste de polizones a aquellas personas en las que confías y te pueden ayudar en tu nueva vida; y los lugares y sitios donde encontrarás los recursos necesarios para hacer realidad tus sueños. TIENES UN PLAN DE ACCIÓN. Feliz viaje.

El avión no pierde mucho tiempo en los preparativos y ya está en la pista dispuesto a despegar dirección "Las Nubes". Desde aquí te veo ahí montado, en tu asiento VIP, relajado, seguro, con la fortaleza que te da saber que has planificado muy bien el viaje y que por fin estás en el camino. Atrás van a quedar los miedos, el qué dirán, la larga espera, los obstáculos previos y algún contratiempo. Has empezado a actuar y tienes impulso suficiente para llegar donde quieras. Ya estás en el camino y nada ni nadie te parará. El futuro es tuyo porque tú lo has querido. ¡Vas a llegar hasta tus sueños!

Recuerda que al aterrizar en destino, allí arriba en "Las Nubes", te pedirán un salvoconducto. Allí no dejan entrar a impostores. Pero no te preocupes, no se te ha olvidado. Recuerda que lo preparaste y lo pusiste en tu maleta, con el resto de las cosas necesarias.

Ese pasaporte confirma que tú eres único, que no hay nadie como tú. Que eres libre y que siempre tienes posibilidades de escoger. Que tienes recursos para lograr lo que quieres. Que asumes la responsabilidad de tus actos y que confías en tus sentidos.

Ya estás dentro, TU NUBE TE ESPERA.





viernes, 20 de septiembre de 2013

EL CICLISTA PAYASO

Hace algunos años me llegó la historia de Álvaro Neil, un chico asturiano de treinta y pocos años, que un buen día decidió dejar su empleo fijo para hacer el payaso. Sí, sí. Como habéis leído: el payaso.

Llevaba años trabajando rutinariamente en una notaría de Madrid rodeado de decretos, firmas, herencias, traspasos, poderes y demás términos indescifrables; años en una relación sentimental estable que no avanzaba, y años en los que veía su vida correr rápidamente sin que pasara nada.

Tras una discusión con su pareja (aunque él lo niegue irónicamente en su página web), decidió que no aguantaba más y que saldría a buscar su sueño. Solo sabía que le gustaba hacer reír, le gustaba viajar y le gustaban las bicicletas. No sabía cómo iba empezar ni cómo iba a terminar. Recorrería el mundo entero con su bicicleta y su nariz de payaso, para sacarles una sonrisa a todos los niños del planeta. Así nació "Miles of smiles around the world", un proyecto que empezó en 2001, y hoy, tras más de 124.000 kilómetros recorridos y 3000 días gastados, ha recorrido más de 68 países.

Os dejo el enlace de su página web. Entrad. Merece mucho la pena. Y como él dice: "No se vuela porque se tengan alas, se tienen alas porque se ha volado. Hay que volar aunque sea sin alas".






miércoles, 18 de septiembre de 2013

EL PRINCIPITO

"Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día cada uno pueda encontrar la suya"

Antoine de Saint-Exupéry


domingo, 15 de septiembre de 2013

ILUSIONES ÓPTICAS

El día de su quince cumpleaños, mi hermana vino emocionada a casa con los obsequios de sus compañeros de instituto. No sé qué se regalan ahora adolescentes de esa edad, pero en mi generación y en la de mi hermana el presupuesto solo llegaba para comprar un vinilo (o en su defecto una casete) y una postal firmada entre todos. Pero lo que me llamó la atención de aquel día fue un cartel "freudiano" con una figura en la que se dejaba entrever el cuerpo desnudo de mujer sobre las facciones de un señor barbudo. Muy hormonal, incluso para esa edad, aunque nada explícito. Dos figuras en una. Durante muchos meses, mientras colgaba desde la pared de la habitación de mi hermana, esa imagen me persiguió por todos lados. A pesar de que la visión del hombre peludo con gafas es evidente, yo solamente era capaz de concentrarme en esa morena desnuda de pelo largo.

Hacía muchos años que esa figura no se paseaba por mi mente, pero hace unas semanas, visitando la exposición que sobre Salvador Dalí preparó el Museo Reina Sofía, volvió a rondar mi subconsciente. Y es que si alguien fue capaz de crear dobles intenciones con el arte, ese fue el genio de Figueras. A lo largo de su extensa obra, utilizó recursos científicos e instrumentos ópticos para crear ilusiones ópticas, como los dibujos anamórficos,  imágenes ocultas y dobles, imágenes en tres dimensiones, y hologramas. Con todo ello, intentaba poner de manifiesto el poder de la versatilidad en la percepción. Quería hacernos comprender que la mente humana es capaz de poner el foco de atención en algo, y que lo que está alrededor, aunque exista, nos cuesta más trabajo verlo. Así, por ejemplo, en la primera imagen que observamos, es mas fácil para algunos ver una gran calavera blanca que una pareja sentada en la mesa. Para el resto de imágenes dejo al lector jugar con su percepción.



En la vida diaria ocurre lo mismo. A veces nos empeñamos en poner el foco de atención en las cosas negativas que nos rodean y obviamos las positivas. Y están allí, al lado de las otras, formando esa imagen doble que es la realidad. 

Casi siempre nos levantamos rodeados de malas noticias. Los telediarios matinales, cada vez más sensacionalistas,  nos ofrecen imágenes poco alentadoras para empezar el día. Al ir al trabajo, en el coche, ponemos esa emisora de radio en la que los tertulianos se despellejan, se gritan, se enfadan. Ya metidos en faena, nuestra mente divaga por la crisis, las facturas, el colegio de los niños, la enfermedad de ese familiar. Ocho horas de puro estrés emocional. Por la tarde la televisión nos consume, los compromisos con los demás nos agotan, la casa se nos viene abajo. Y por fin la cena. Otra vez las mismas noticias y otra vez los mismos gritos. Solo estamos a lunes. ¡Nos queda una semana entera por delante! Y ya estamos agotados. 

No se trata de esconder la cabeza en la arena como las avestruces y ser insensible ante lo que ocurre en el mundo, pero no tenemos la capa de Superman para arreglar los problemas de todos.  Con algo de suerte podemos arreglar los nuestros. Alimentar nuestros días de problemas políticos, guerras y crisis nos deja extasiados. Somos lo que pensamos. Así que deja de prestar tanta atención a esas cosas por las que no puedes hacer nada. Libera tu mente de pensamientos negativos e inúndala de positivos. De ellos nacen nuestros actos. Cierra la puerta a los malos hábitos y malos pensamientos que a diario nos invaden. ¿El truco? Ser consciente de ellos, pararlos con un chasquido de dedos, "click", y sustituirlo por otro positivo. Entrénalo como si fueras al gimnasio. Si ejercitamos nuestros bíceps y nuestros pectorales para estar más fuertes, por qué no hacemos lo mismo con el cerebro. Al fin y al cabo es otro músculo. Y es el que nos da la felicidad.

La vida está llena de buenas historias que no salen en los telediarios, de buenas palabras que no interesan a los tertulianos, de viajes distintos  y de libros enriquecedores. De buenos cafés con los amigos, de preciosas tardes de otoño, de besos sentidos y abrazos cercanos. Pequeñas cosas escondidas en ese cuadro de Dalí. Cambia el enfoque y dirígelo hacia el optimismo. También forma parte de nuestra realidad. 







miércoles, 4 de septiembre de 2013

JAZZTHERAPY 1: OPTIMISMO


Con el diccionario en la mano, podríamos ver que el OPTIMISMO es la tendencia a ver y juzgar las cosas considerando su aspecto más favorable.

Según Daniel Goleman, escritor de Inteligencia Emocional, el optimismo es una cualidad que impide caer en la apatía, la desesperación y la depresión frente a las adversidades. No hay que confundir el optimismo con la ingenuidad o negación de la realidad. Ser optimista no implica negar los problemas que la realidad presenta, sino asumir su existencia y definir estrategias de acción basadas en la esperanza para afrontar la realidad y transformarla.

Un optimista resuelve los contratiempos como nuevas oportunidades, con esperanza en que todo va a ir a mejor. Otros valores asociados, como la pasión, el coraje y la confianza, hacen que el optimista vea los errores como ocasiones para aprender. 

Pero ¿un optimista nace o se hace? Muchos psicólogos aportan que la genética tiene mucho que decir, y que los primeros años de vida son muy importantes, pero también nos dicen que en épocas maduras se puede aprender a ver las cosas de otra manera. Lo que parece evidente es que la forma con la que los padres explican a sus hijos como suceden las cosas es fundamental, aceptando la realidad sin resignación, y haciéndoles responsables de crear sus circunstancias para provocar el cambio.

Como diría Winston Churchill, “el optimista ve la oportunidad en la calamidad, mientras que el pesimista ve la calamidad en la oportunidad”.

Y tú, ¿te vienes del lado de los optimistas?

JAZZTHERAPY

Para inaugurar esta sección, nada mejor que un tema optimista para soñadores, "Dreaming", del contrabajista israelí Avishai Cohen.
Cohen empezó tocando el piano con nueve años y se pasó a la guitarra eléctrica con catorce, pero al enrolarse en el ejército decidió pasarse al que es el instrumento por el que se lo conoce. Pasó varios años en Nueva York depurando su técnica, tiempo durante el cual tocó con artistas de la talla de Chick Corea, Winton Marsalis, Joshua Redman y Paquito D´Rivera entre otros.
Hoy en día es considerado uno de los contrabajistas más consagrados del panorama jazzista internacional.


 Avishai Cohen. "Dreaming"